Una vida trabajando para poder sobrevivir


Doña Lupita es una señora de 78 años, quien tiene que vender semillas dos días a la semana para poder vivir. Dice tener diabetes e hipertensión, y asegura que trabaja desde los “2 años de edad”. Ninguno de sus nueve hijos se hace cargo de ella; incluso, menciona que algunos ya fallecieron y que las dos hijas que veían un poco por ella se casaron y fueron a vivir a otro estado.

Cuando se le pregunta si es nacida en Querétaro de inmediato responde que “no”, porque afirma ser de Juriquilla. Lo que sucede es que en aquella época era como ir a otro lugar lejano fuera de la ciudad; como igual en su momento se consideraba al ir a El Pueblito, en Corregidora, aunque ella así lo ve aún.

Comenta que cada kilo de semillas le cuesta 140 pesos, y que las tuesta para venderlas en bolsitas a 10 pesos. “Nomás vengo miércoles y sábados, porque tengo que trasladarme desde Santa Rosa Jáuregui”.

Lupita comparte que ha tenido varios trabajos y recuerda algunos de ellos, ya que menciona haber trabajado durante seis años en la venta de nopales, los cuales tenía que pelar desde que se levantaba, por lo cual tuvo muchas experiencias al espinarse.

“Hay uno que se llama nopal tapón; ese tiene las espinas más macizas y pican muy fuerte”, platica mientras ofrece sus semillas a quienes pasan sobre la banqueta de la Avenida Zaragoza, a un par de calles del Mercado Escobedo.

Así lo expresa: que desde los dos años de edad su papá la llevaba al trabajo y la ponían a hacer cualquier cosa para que se entretuviera, lo que ahora ella define como haber trabajado.


Dice que no tiene casa, que vive “de arrimada” (como ella misma lo dice), con una señora que le permite ocupar un espacio en su casa. Lo peor, asegura, es que apenas le alcanza lo que gana, incluso en ocasiones se regresa con la mitad de la mercancía que no pudo vender ese día.

Una de las situaciones complicadas por las que atraviesa Lupita, la mujer de 78 años, es que, al tener diabetes e hipertensión, debe comprar su medicamento para sentirse mejor. Al hablar de esta situación se acomoda el cubrebocas, ya que al parecer se acostumbró a usarlo.

➡️ Únete al canal de Diario de Querétaro en WhatsApp para no perderte la información más importante

Se le rosan los ojos a Lupita al recordar una etapa de su matrimonio fue maltratada por su ex esposo. Durante la conversación muestra las palmas de sus manos, para demostrar las huellas del trabajo realizado a lo largo de toda su vida.

Finalmente, comparte que nunca ha tenido la intención de ir a vivir a otro lugar, porque le gusta mucho su Querétaro.



Source link