“Sientes que te estás derritiendo”: limpiaparabrisas


Con temperaturas alcanzando hasta los 37 grados en Querétaro, los trabajadores que laboran al aire libre enfrentan un desafío adicional durante la temporada de calor. Uno de ellos es Juan Manuel, un limpiaparabrisas cuya jornada laboral comienza a las 10 de la mañana y se extiende hasta las 6 de la tarde.

“Es duro, especialmente cuando el sol está en su punto más alto. A veces sientes que te estás derritiendo”, comenta Juan mientras realiza una breve pausa bajo la sombra de un árbol cercano, en la intersección de avenida Universidad con Corregidora Norte.

En medio del calor sofocante, Juan comparte su experiencia laboral y los desafíos que enfrenta a diario. “Es un trabajo necesario, pero no siempre es fácil. Hay días en los que el calor es insoportable, pero tengo que seguir adelante para ganarme la vida”, afirmó.

Juan, originario de Querétaro, es el sustento de una familia de cuatro personas. Con dos hijos en edad escolar y su esposa dedicada al cuidado del hogar, Juan trabaja arduamente para asegurar el bienestar de los suyos.

Durante sus ocho horas de trabajo diarias, Juan recorre varios cruceros de la ciudad, incluyendo avenidas transitadas como Boulevard Bernardo Quintana y Constituyentes, ofreciendo sus servicios de limpiaparabrisas a los conductores que esperan el cambio de semáforo. Suele juntar entre 200 y 300 pesos diarios, dependiendo de la cantidad de clientes que atienda.

Para protegerse del calor, Juan lleva consigo una gorra de ala ancha para proteger su rostro del sol directo. Además, se asegura de beber agua constantemente y descansar bajo la sombra siempre que tiene la oportunidad.

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“Ahorita estoy así con playera y bermuda, pero porque estoy aquí bajo los árboles del río. Cuando estoy en otro lado, sí es de ponerse una playera de manga larga y mucha agua, sobre todo, porque sí está muy canijo el sol diariamente y pues justo pasa de que como a las 1 y 2 hay más autos porque son los que van a comer, entonces es una oportunidad”.

La rutina de Juan no solo implica enfrentarse al sol abrasador, sino también lidiar con el estrés y la incertidumbre económica. “No sabes cuánto dinero vas a ganar cada día. A veces hay muchos carros y otros días casi nadie te da trabajo”, explica.



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